Las escaleras que impulsaron el turismo en el río Tigre

“¿Quién va a venir hasta aquí a ver este huayco?”, se preguntaba con ironía e incredulidad Celestino Acuña, propietario de uno de los terrenos que colinda con la catarata del…

“¿Quién va a venir hasta aquí a ver este huayco?”, se preguntaba con ironía e incredulidad Celestino Acuña, propietario de uno de los terrenos que colinda con la catarata del Río Tigre, en el distrito de La Cañera, en Oxapampa. Acuña, como muchos de sus vecinos, hacía esta pregunta a sus vecinas, quienes trabajaban construyendo escaleras de acceso a la catarata de Río Tigre gracias al convenio con el programa Trabaja Perú en el año 2015.

“Antes esto no tenía un acceso, la gente solamente podía entrar a la catarata a través de una trocha”. Una vez concluida la obra, no pasó mucho tiempo para que sus beneficios se hicieran evidentes.

 

Al tener una forma fácil y segura de llegar a caída de agua y a la ensenada, los turistas comenzaron a llegar por montones. La catarata se convirtió en un atractivo que fue incluido en todos los recorridos turísticos que ofrecían las agencias en Oxapampa.

Hoy, Celestino Acuña es presidente del Comité Vecinal que administra este nuevo atractivo. Comenta que mensualmente las Cataratas de Río Tigre reciben un promedio de 2000 visitantes en temporada alta. el cobro es de S/ 2 por persona para ingresar.

“Esta obra que se hizo a través de trabaja Perú nos ha traído beneficio económico. La población de La Cañera está contenta, porque saben que esto nos puede ayudar a salir de la pobreza”, comenta.

Rosa Ayarico fue una de las 42 mujeres que participó en esta obra. Ella comenta que mientras trabajaba en la construcción de estas escaleras, utilizaba el pago que le daba el programa para ayudar a la manutención de su hogar. “Al principio pensaba que no podríamos con este trabajo, pero con ayuda del albañil y de la arquitecta que nos enseñaban, lo hemos conseguido. Ahora me siento orgullosa cuando veo que la gente viene a tomarse fotos en las escaleras que he construido”.

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Paulina Trinidad Ramos también formó parte del grupo de participantes. Ella considera que esto “Ha sido algo hermoso”. “Durante los días que trabajé con Trabaja Perú, me independicé. Yo trabajaba de ama de casa y ayudando en la chacra. Después pude encontrar otros trabajos e invertir el dinero que ganaba en mi familia”, recuerda.

Los beneficios alcanzaron también a aquellos que no participaron del a construcción de la obra. Con los ingresos que se comenzaron a percibir por ingreso, la comunidad acordó construir más servicios para los visitantes y hacer este lugar aún más atractivo: implementaron vestidores, servicios higiénicos y un reservorio de agua.

“Este trabajo nos ha beneficiado a todos. Los que no están trabajando en la chacra, cobran la entrada a la catarata, hacen limpieza, le dan mantenimiento a las barandas y los carteles o hacen negocio”, agrega

Pero el efecto del trabajo de estas mujeres no se detuvo allí. Con los turistas, también llegaron nuevas oportunidades de desarrollo. “A raíz del turismo hay tiendas donde vendemos productos de la zona, como granadillas y otros. También estamos pensando en patentar una marca de quesos, que se preparan con la leche de las vacas que criamos en la parte baja”, explica Celestino Acuña.

Es así como, peldaño a peldaño, la comunidad organizada y con una visión compartida de desarrollo han transformado el producto de unos cuantos empleos temporales en el beneficio de todos.

 

 

 

 

 

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