Maritza Gómez: “Mi hijo necesita muchísimo apoyo”

Mucho orgullo se nota en el rostro de Maritza Gómez cuando habla de su hijo, Héctor Alberto. Como madre soltera, para ella nunca fue fácil hacerse cargo completamente de la…

Mucho orgullo se nota en el rostro de Maritza Gómez cuando habla de su hijo, Héctor Alberto. Como madre soltera, para ella nunca fue fácil hacerse cargo completamente de la economía de su hogar. Residente de Luya Viejo, un distrito de cerca de 400 habitantes ubicado en la provincia de Luya, Amazonas, vio una oportunidad interesante cuando supo que su municipalidad -con el cofinanciamiento de Trabaja Perú- buscaba gente para construir escaleras en los jirones San Martín, Tahuantinsuyo, Loreto e Industria. No lo pensó dos veces y se inscribió como participante.

“Estas escalinatas que hemos hecho nos sirven bastante como pobladores también para que podamos transitar. Nuestros hijos bajan por acá sin ensuciarse la ropa para que se vayan a sus centros de estudios. Ya no nos caemos”, cuenta. “La verdad que nos dio oportunidades a las mujeres para poder trabajar en esto. Si hubiera otra, por favor, a nuestro distrito prioricen”, añade.

Además de sentirse satisfecha por haber sido parte de un proyecto que benefició a sus vecinos y vecinas, Maritza afirma que el empleo temporal que consiguió gracias a Trabaja Perú -al igual que otros 78 habitantes de Luya- le ayudó a costear los gastos escolares de su hijo, quien está próximo a terminar la secundaria en el Colegio de Alto Rendimiento (COAR) de Amazonas, y, de esta manera, facilitar su desarrollo.

“Mi hijo está terminando su secundaria este año y necesita muchísimo apoyo. Él agarró una visa (beca) para que se vaya en diciembre a Japón”, asegura. Para ella, no hay mayor satisfacción que ver cómo Héctor Alberto crece día a día y progresa. Asegura, asimismo, que todo ello no sería posible sin la ayuda de su madre, quien -como ella- participó en el proyecto cofinanciado por el programa del MTPE en Luya Viejo y con el dinero que ganó contribuyó también con la educación de su nieto. De allí que Maritza concluya: “El Programa vino justo cuando lo necesitamos”.

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